La memoria tras una rendija

Benito Perojo (1894-1974) ha sido un personaje algo maltratado en el siglo XX a pesar de ser uno de los pioneros del cine español junto con nombres como Eduardo Moreno, Alexandre Promio o Eduardo Jimeno Correas y otros muchos seguidores de la estela que los hermanos Lumière dibujaron desde finales del siglo XIX en Europa. Luis Buñuel y otros intelectuales de la Generación del 27 coetáneos a este director de cine, lo despreciaron hasta el punto de referirse al “Perojismo” como uno de los males endémicos del cine español por su carácter excesivamente popular y folclórico. La ventaja que tenemos hoy en día, es la posibilidad de saborear su legado sin las ataduras intelectuales de otros momentos.
Con independencia del valor artístico de sus obras, las cuales proporcionaron sencillo entretenimiento a un público aún deslumbrado por la llegada del cine a España, la obra de Perojo tiene un indudable valor testimonial que ha sido recuperado recientemente gracias a un proyecto de conservación y restauración de Filmoteca Española en colaboración con otras entidades como RTVE o Hispasat, donde se han empleado las técnicas más avanzadas de digitalización.

En el proyecto -que se presentó ayer en el cine Doré de Madrid- ha colaborado también Jorge Taramasco. El compositor hispano uruguayo ha dado un aire nuevo y mágico a las escenas en blanco y negro, con una partitura llena de delicadeza en los detalles, emocionando desde el primer fotograma y ejecutada ayer de modo brillante por los numerosos músicos que quisieron participar de manera desinteresada en este homenaje a la Historia del Cine en España. Todos ellos estuvieron dirigidos por la batuta de un inspirado Javier Campos. El público que abarrotaba la legendaria sala madrileña no tardó en reaccionar y romper en aplausos, en una velada entrañable y llena de emoción, donde música y cine recrearon un ambiente muy parecido al de las primeras proyecciones de comienzos del siglo XX. A ello contribuyó notablemente la especial atmósfera del Cine Doré, inaugurado en 1912 y rescatado desde 1989 como sala de proyecciones de la Filmoteca Española.

El resultado del proyecto es una mirada diferente y desprovista de prejuicios hacia nuestro pasado, pequeñas joyas que nos asoman a través de una rendija al ambiente popular de Madrid o Barcelona en 1915, capturado en escenas que sin duda sorprenden por su frescura y proximidad a pesar del paso del tiempo.

La Verbena de la Paloma (1935) y los cortos Clarita y Peladilla en el football (1915), Clarita y Peladilla van a los toros (1915) y Las patatas fritas (1916) se presentaron ayer en el Cine Doré (Madrid)
3 Replies to “La memoria tras una rendija”
Hola querido David. Realmente fue una velada mágica, sentir la presencia de lo que en un tiempo era el cine. Compartír con nuestros bisabuelos una butaca frente al celuloide, con esa estupenda música interpretada por una orquesta que nos fue llevando poco a poco a un Madrid castizo y torero. El marco era perfecto así como todos lo que lo hicieron posible. A ellos GRACIAS y a tí por tu comentario.
Gracias Ascensión. Es conmovedora la generosidad de músicos de esa talla, unidos sin cobrar nada por un proyecto tan hermoso como es recuperar nuestra memoria y contribuir a su conservación. Este país necesita financiar iniciativas así y no dejarlo todo a la buena voluntad, porque talento hay de sobra para llevarlas adelante.
Fue increíble una ventana al pasado. Un viaje en el tiempo con todos los sentidos. El lugar, la música, la imagen… virvirlo fue toda una experiencia pero hacerlo a través de los sentidos de mis hijos de 7 y 9 años fue aun mejor,
sus caras de asombro … la música, la imagen, sus risas. ….. me demostró que es una experiencia que nadie debería perderse