La política real
Seguramente, esta mañana han aparecido cientos de miles de blogs más o menos atinados haciendo un análisis de lo ocurrido en la jornada electoral de ayer. Ello se suma a la cobertura de los medios de información y las numerosas horas de tertulianos de todo tipo que veremos en próximos días, especulando sobre el futuro a corto plazo y sobre las alianzas entre partidos para gobernar en ciudades, pueblos y comunidades autónomas.
Pero a mí quién me ha dejado todo el fin de semana pensando ha sido Arantxa. Tenía 16 años, era discapacitada física y mental y el viernes decidió poner fin a su vida saltando al vacío porque “estaba cansada de vivir” (ver noticia del 22/05/2015) según les dijo a sus amigas en las redes sociales. Un matón de instituto, un personaje cobarde incapaz de convivir con los demás, tenía amargada a la chica de manera cotidiana: acosándola, pidiéndole dinero y amenazándola mediante mensajes a su teléfono móvil.
La familia había denunciado en comisaría hace un mes a instancias de las tutoras de la niña, que fueron las primeras en dar la voz de alarma sobre la situación que se estaba produciendo en un instituto de Madrid. Un largo mes, con muchos días, horas y minutos, con muchos mensajes amenazantes dirigidos a un ser frágil y vulnerable, que terminó por desbordarse y acabar con su corta vida. Parece que nadie fue capaz de llegar a tiempo de cambiar el guión: ni la comunidad educativa, ni la policía, ni la administración regional, nisiquiera su propia familia, por desgracia. Todo un mes para evitar una tragedia y hemos fracasado todos, esa es la verdad.
Como casi todos vosotros, ignoro las circunstancias particulares que rodeaban a Arantxa, su familia o sus amigos. De hecho, esta noticia, ocurrida muy cerquita de mi casa, apenas ha merecido una mención en el telediario y alguna nota de prensa. El tsunami electoral y su aritmética nos han tenido a todos más ocupados en otros asuntos más importantes.
A menudo se nos llena la boca -y el teclado- de grandes causas. Desahucios, desigualdad, recortes, corrupción… Pero somos torpes con lo más cercano, lo más inmediato, lo que tenemos delante de nuestras propias narices. Las cifras sobrecogen, 1 de cada 4 niños sufren acoso escolar en España. Eso me hace pensar que muchos de nosotros estamos fabricando acosadores, porque hay demasiados y la responsabilidad no puede ser siempre de otro.
Queríamos un cambio de políticos y ya lo tenemos, lamentablemente el final de Arantxa no lo podemos cambiar. Espero que su sacrificio sirva al menos para que alguien tome nota, con independencia de cuales sean sus siglas y también para que hagamos reflexión sobre qué tipo de gobernantes somos nosotros mismos con lo que tenemos en casa.
3 Replies to “La política real”
Tan acertado como siempre. Como madre es algo que me preocupa enormemente, que mis hijos puedan estar en cualquiera de los dos lados.
¡Cuánta razón tienes! qué clase de juventud llena nuestros institutos y colegios. Lástima no conocer a semejante desgraciado, ser despreciable y cobarde. ¿Es posible que nadie haya podido ayudar a Arantxa?. Querida niña es triste, muy triste. No se a que sociedad vamos.
Lo ocurrido es muy triste. Un suicidio es algo complejo y no digamos si es un niño y además, discapacitado. Una amiga me ha hecho pensar más tarde en esto y darle la vuelta al viejo proverbio africano: “Para educar a la tribu entera, a veces basta con un sólo niño”